TOPOLOBAMPO, BELLEZA MARINERA


  TOPOLOBAMPO 
O
EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO (I)  

   Sobre las 19:30 horas, mediando el mes de Julio, ponemos rumbo a TOPOLOBAMPO, la pequeña población costera y gran vocación marinera, distante aproximadamente unos 24 kilómetros de distancia de la Ciudad de Los Mochis, equivalente a 20 minutos de manejo calmado, algo muy  recomendable en estos lugares, por la ruta que seguimos y sobre todo en verano. 

   La calima ya llegó y aquí está "a todo dar", conforme al uso coloquial de Los Mochis, equivalente a  un buen calurón  que unido al alto grado de humedad origina el abrazo perfecto, asfixiante, ardiente, que rodea, envuelve y capaz es de sofocar a cualquier cristiano ¿Pero quién dijo miedo? Aun con todo, vale la pena exponerse, y disfrutar de una puesta de sol excepcional, de un ocaso que no siempre hay oportunidad de contemplar. Esta es la puesta de sol en TOPO. Sí, han leído bien, en TOPOLOBAMPO.      

   La carretera que seguimos es la Si.1-22, que exhibe su nueva apariencia, gracias a las obras que iniciaron más de un año atrás, con el objetivo de levantar y sustituir totalmente el encarpetado de esta calzada. Dicen que en la vida todo llega y así fue, por fin le tocó el turno a las ruinas de lo que en otro tiempo era la orgullosa carretera Los Mochis-Topolobampo, una carretera a la que sin duda muchos llanteros deberán gratitud eterna, por tantas y tantas llantas, que en ese trayecto con un definitivo golpe, quedaron para siempre.

   Pero en cualquier caso, conseguida la ventaja del remozamiento, ahí vamos observando el canal  y la línea de arboleda, donde a estas horas y como es acostumbrado, se encuentran estacionados abundantes vehículos, en busca de la benéfica y siempre apetecible sombra de los álamos. También se pueden ver numerosos grupos de personas, de edades y condición diversa, que congregados en reunión y amena plática van formando grupos y corrillos. No faltan los más organizados, los del "teatrito montado" -para que no falte de nada-, con sillas y mesas, provistos de las imprescindibles y vibrantes bocinas, con las que escuchar la más completa colección de géneros y rolas, en estentórea sucesión, conformando una abigarrada "Babel" sonora. Y desde luego, sin que falte ese del "ahí les caigo" o "pasaba por aquí", que sin más ceremonial o formalidad se acopla, porque así son las cosas por aquí.

    Pero hay algo común y necesario, que se disfruta y se comparte como en ningún otro lado ¿y que será eso que cumple con todo lo necesario? "Claro que sí pariente, eso es, unas buenas cheves". Por supuesto cumpliendo los requisitos y normas exigidas por la academia del buen beber, que independientemente de marcas, sabores o colores impone que estén frías, muy frías, que haga surgir la mayor expresión de gozo al primer trago.

   Mimadas hasta el exceso, cubiertas de hielo picado, acomodadas siguiendo el procedimiento acostumbrado, dentro de ese imprescindible artefacto que es garantía de horas felices, la hielera. Artefacto que hay para todos los gustos y tamaños, desde la que se improvisa con la bolsa de plástico del expendio, la sencillita de unicel, la "Fashion" y hasta la XXL. Pero todas conteniendo el popular e infalible remedio, alivio de sofocos y calores, la imbatible, la "insuperable chela" que hasta los médicos usan y recomiendan, en la dosis adecuada. Aunque para no ser tachados de exagerados, debemos decir que también hay quienes disfrutan la botellita de té helado, limonada o jamaica, aunque bien endulzada, no sea que amargue al paladar, "claro compa, pa tomarla a gusto".

   Más de uno si la normativa lo consintiera, ya habría ganado para sí la "posesión" de las arboledas, porque pocos como ellos hay, habituales, compareciendo a la cita día tras día, fieles a la tradición de ese oasis de frescura cervecera, tan ansiado y apreciado en las tardes y noches de la calima mochitense, claro que siempre que la autoridad no se ponga los moños.........

   Continuamos circulando, dejando atrás privadas, haciendas y hasta algún hotel de paso o "de un mal paso", dependiendo todo del momento y resultados. A un lado queda el desvío para el aeropuerto, adonde llegaríamos, si fuera nuestro destino, en un lapso de 8 minutos y tras 9 kilómetros más. Nos referimos al Aeropuerto Internacional de los Mochis o Aeropuerto Internacional Federal del Valle del Fuerte, como cada cual prefiera o se le antoje llamarlo.

   Por delante, al frente izquierda, a poco menos de un kilómetro, un montículo capta nuestro interés y que como otras tantas veces reclama nuestra atención. Nuestras miradas se dirigen hacia esa eminencia geográfica, más colina que montaña, donde pequeñas construcciones diseminadas, sobresalen entre el verdor -dependiendo de la época del año-, del monte bajo. Son atalayas privilegiadas, asidas a la tierra y la roca, que desde la cúspide redondeada se encaminan hacia el pie, contenidas por la suave falda, en un vano intento por unirse con su mar.

   Nuestras pupilas una vez más, son atrapadas por el espejismo que TOPOLOBAMPO produce en el que camina o transita por este lugar. Una ilusión que aguijoneando la mente fantasea con pensamientos e imágenes que imágenes que nos trasladan muy lejos, hasta "el Mare Nostrum" y sus típicos pueblos marineros. Esas poblaciones mediterráneas, que con su armonía abigarrada unen y concilian la montaña con el mar. Pero conforme avanzamos,  se desvanece presurosamente, cual una quimera ilusoria y pasajera, quizás porque ni estas son aquellas homogéneas y encaladas fachadas, ni estamos en el viejo Mar Mediterráneo. Y si con esto no bastara para devolvernos a la realidad, en lo alto del poste aparece un expresivo y frío señalamiento de tráfico, que con su leyenda de "Bienvenidos a Topolobambo.......es Mar de Cortés", definitivamente consigue hacernos retornar, tras unos momentáneos parpadeos de incredulidad. 

 "El mar dará a cada hombre una nueva esperanza, como el dormir le da sueños". 

.-Cristóbal Colón-.



          EL MALECÓN DE TOPOLOBAMPO

    Henos aquí, en el malecón de Topolobampo. Una construcción que no nació para ser un malecón cualquiera, un amarradero corriente, un andador común para el paseante o la tosca protección del frente marino de Topo. Aunque por supuesto, también esas son parte de sus funciones, con más razón desde que se llevaron a cabo las últimas intervenciones, ampliaciones o como las queramos calificar, pero ahora sí, ahora ya va pareciendo un malecón. Porque para denominar así a lo de antes requería de un alto grado de optimismo. Las intervenciones fueron ejecutadas en dos fases, la primera allá por el año 2008 y una segunda el 2014, distanciadas una de otra en el tiempo. De esta suerte, los ahomenses y visitantes por fin pueden disfrutar de un bello malecón saneado y digno. Pero como la dicha nunca es completa, todavía está necesitado de nuevas y decididas intervenciones en su tramo inicial y sobre todo en la parte final, en ese frente marino que reclama urgentes actuaciones de orden urbanístico, adecuación paisajística y diversa índole. 

   El malecón de Topolobampo es un lugar privilegiado, ideal para un agradable paseo, disfrutar de la brisa marina y hasta ejercitar al aire libre en el área habilitada al efecto, donde diversos aparatos se encuentran instalados para el uso y disfrute de cualquier ciudadano. Además, si el cuerpo lo pide, al alcance de la mano se encuentran ricas aguas de coco, coco preparado con rielito, cacahuate, chile y lo que se pida, todo hábilmente combinado y dispuesto en las carretas. Caso de antojarse algo más sólido, tampoco hay problema, pudiendo dar buena cuenta de unas ricas tostadas de pescado, o exquisitos tacos de pulpo, rematado con unas quesadillas de marlin, así como de otros apetitosos platillos que nunca faltan en esta zona marinera.

   Por cierto, si al rato le entra gazuza, sea por causa de la caminata o por la brisa del mar - entre otro de sus efectos secundarios está el de abrir el apetito-, y como dicen que la gula del ocio nace, siempre pueden darse el gusto de saborear un típico "hot dog" de camarón, pero si así fuera, no se contenga pídalo con todo. Y no se olvide que los "esquites" y las más que ricas paletas de hielo caseras.


FACHADA MARITIMA DE TOPOLOBAMPO

El sol comienza a descender acariciando Topo y las aguas de la maravilosa Bahía de Ohuira.

Desde lo alto. Atardecer de belleza excepcional.

Vista parcial de la fachada marítima de Topo, a bordo de un barco.

TOPOLOBAMPO ES MAR DE CORTES.

   Existe un mar, fecundo y exuberante, llamado Mar de Cortés, en su tiempo cartografiado y citado como Mar Bermejo, por Francisco de Ulloa, uno de los capitanes más diligentes que tuvo Hernán Cortés de Monroy. Lo de Bermejo se debe a una tonalidad roja anaranjada que adquirían sus aguas, entonces llamado bermellón, bermejo o bermejón. Un mar que el gran Jacques Cousteau, oceanógrafo, al observar la extensa variedad, la riqueza que atesora, lo bautizó como Acuario del Mundo. Este cuerpo de agua hace 6 millones de años, se escindió "voluntariamente" del Pacífico, retirándose a un encierro en el Golfo de California, con la decisión de no pertenecer jamás a ningún otro país que no fuera México, y así desde entonces ofrece generosamente su abundancia a los agraciados territorios  bañados por sus aguas, los Estados de Sonora, Sinaloa y Baja California.


TOPOLOBAMBO

PUERTO DE BIENVENIDAS.







TOPOLOBAMPO PUERTO DE BIENVENIDAS.


   TOPOLOBAMPO es Mar de Cortés, Pueblo Marinero y Puerto de Bienvenidas. Y pese a que durante largo tiempo, ha tenido que bregar con múltiples rachas de viento en contra, Topo ha sabido navegar de "ceñida", ajustando velas, sabiendo mantener el impulso con el menor abatimiento. Podrá haber minorado el avance, pero no consiguieron que se detuviera. Topo ahora más que nunca marca su rumbo, poniendo la popa a barlovento.

"Topolobampo, apenas trazado en las orillas
       de la dulce y desnuda California marina....."    

                 (Canto General).  Neruda

   Es un puerto de "Bienvenidas" y "hasta luegos", pero nunca de "adioses". Este pueblo y puerto marinero se mantiene expectante, en espera de que la obstinada "encalmada" (por utilizar un término marinero apropiado, aunque realmente la voz popular aplica otro más contundente), que se abatió sobre Topolobampo se deshaga, para que acabando los adioses, las bienvenidas se conviertan en lo cotidiano, habitual y diario, igual a como ocurre en otras poblaciones portuarias de este México. Localidades que pese a no contar con la privilegiada situación geográfica e inigualable belleza de Topolobampo, sí fueron señaladas y tocadas sin demora ni reticencia alguna, por el dedo de la Diosa Fortuna, que sobre las agraciadas derramó con total desmedida y liberalidad, toda la abundancia de su cornucopia, confirmando una vez más, que esta diosa sigue siendo la más caprichosa e imprevisible de las deidades. O dicho en "Román paladino", puede ser que más que la diosa fortuna, les fue más provechoso contar del favor terrenal en la máxima expresión, esto es, del presupuesto público. Bastante más que a Topolobampo.

"En todo puede mucho la Fortuna y más en la guerra.           (Bellum Gallicum, 6,30,2) .-Julio César-.


PRIMER CRUCERO AÑO 2018.

 BUQUE AZAMARA CLUB CRUISES.


   Por fin llegó el primer Crucero del año 2.018. El buque Azamara Club Cruises, con 407 tripulantes y 683 pasajeros, de nacionalidad estadounidense y procedente de La Paz arribó el día 13 de febrero a la Población de Topolobambo. En este puerto permaneció atracado a lo largo del día, reanudando su marcha sobre las 23:00 horas rumbo al puerto de Guaymas. Durante su estancia en estas tierras, algunos grupos de pasajeros disfrutaron de un típico recorrido hasta Las Barrancas del Cobre. 

   En la plataforma de muelles, los visitantes pudieron contemplar y adquirir todo tipo de artesanías y productos, propios de Ahorme y Sinaloa en general. Y como es habitual, el entretenimiento estuvo a cargo de un grupo musical, que durante la tarde y parte de la noche, amenizó la estancia, entreteniendo a viajeros y tripulación libre de servicio.


SEGUNDO CRUCERO AÑO 2.018.

BUQUE SILVER EXPLORER.

  El buque crucero Silver Explorer, con 244 tripulantes y 124 pasajeros de nacionalidad Estadounidense y  Canadiense, arribó el día 27 de Abril del 2.018 a la población de Topolobampo, puerto donde permaneció atracado por espacio de 24 horas reanudando la travesía el día 28 rumbo a Los Cabos. Durante su estancia en estas tierras, como en otras ocasiones, algunos de sus pasajeros disfrutaron de un recorrido por las Barrancas del Cobre a bordo del Tren Chepe. Este crucero era el segundo y según parece el último del año. Un grupo musical amenizó la estancia a los pasajeros que permanecieron el el puerto y tripulación libre de tareas. 

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