MILAGROS DE LA VID, LA UVA Y EL VINO
En Caná.....
.....En aquellos tiempos en la aldea de Caná, de la Baja Galilea, tierra de vides y vinos, tuvo lugar un suceso extraordinario, del que se guarda cumplida memoria, gracias a que fue transmitido para la posteridad, por San Juan en el Evangelio de su mismo nombre, en el capítulo 2, versículo 1 al 11.
Gracias a ello, sabemos que aquí sucedió el primer milagro de Jesús, teniendo como protagonista al vino, que fue distinguido, elegido para un hecho sobrenatural, un milagro sobre la naturaleza. Siglos más tarde, otro renombrado y destacado personaje, elevado a la santidad, realiza otro milagro, que de nuevo tiene como protagonista al vino. Hablamos de San Millán de la Cogolla, que con un sextario (medida romana para líquidos, 0,5468 litros), o el tradicional cuartillo de vino castellano, logró saciar a la inquieta multitud que en su busca acudía. Caso extraordinario aquel, en el que un cuartillo y un milagro, dejaron más que satisfechos a todo un gentío, tal fue la generosidad con la que el alcohólico líquido fluía y fluía interminable. Más pareciera que en vez del humilde pichel, de un venero surgiera. Pero claro está, no debe sorprendernos este hecho, proviniendo de tan misericordioso santo y menos aún teniendo presente que acaeció en La Rioja, esa tierra única, donde la vid es fecundidad, la uva prosperidad y el vino esencia y vida.
Pero ahí no termina todo, porque tras aquellos y otros prodigios, todavía ocurre un milagro, que se repite anualmente, una y otra vez, no de manera cualquiera, ya que precisa de un requisito indispensable, contar con el asentimiento de "arriba", así como suena. Este actual milagro, ni se narra ni transmite y si se hace, por lo escueto y exiguo ni efecto tiene. Ese milagro es el que da título y nombre a este texto.
Atendiendo a las contrariedades y obstáculos, que continuamente se interponen y surgen, se debe convenir que la prueba inequívoca de que el milagro se repite año tras año, es que la superficie de vides no solo se mantiene, sino que se amplía. En consecuencia, además de disponer y contar con el "visto bueno de arriba", de ese clima, que si bien algunas temporadas se comporta, en otras se muestra desmedido e ingrato, pero siempre en menor grado e intensidad que el de otros "prójimos", que tienen influencia manifiesta en la vida y actividad agraria.
Sobre este renovado y repetido milagro de las vides, de su multiplicación y cuidado tenemos grandes ejemplos en España, país que posee la mayor superficie de cultivo dedicada a la viña, planta omnipresente, desparramada a lo largo y ancho de la geografía, de la otrora orgullosa Hispania romana, todo un universo "cuasi infinito" de uvas y variedades, una tierra que más que mostos y vinos, ofrenda "néctares imposibles", en perfecta amalgama de colores y matices, alzados en un vórtice de aromas y fragancias.
España tiene aprobadas 76 D.O, Denominaciones de Origen, 42 I.G.P, Indicaciones Geográficas Protegidas, amén de 17 pagos, repartidos por los 4 puntos cardinales, de los que emergen innumerables y singulares bodegas salpicadas por todo el territorio, donde se pueden encontrar las siempre tradicionales y clásicas bodegas, o las de diseño más vanguardistas, de renombrados arquitectos, hasta las cuevas bodega. y pequeñas bodegas, hasta las vanguardistas y tradicionales, las bodegas, modernas o vanguardistas, grandes, ndes, modernas, tradicionales, en superficie o en cuevas, salpicando todo el territorio, pues raro es el lugar donde no aparece una bodega, un cosechero o "colleiteiro".
Buenos ejemplos de ese "milagro" se pueden encontrar en Baja California, México, donde la brisa benéfica del extraordinario Mar de Cortés estimula la vid, favoreciendo a la uva con su ambiente mediterráneo. A mucha distancia de ese Mar generoso, aproximadamente a 9658 km. distantes de México, en España, igualmente coadyuvado por otro mar benefactor, en una tierra única y fructífera, situada al interior de la Comunidad Valenciana, entre la Meseta Castellana y el Mar Mediterráneo, se reproduce el milagro, resultado de un constante y duro trabajo ( incomprendido y desprotegido las más de las veces). En la aldea de San Antonio de Requena, comarca Utiel-Requena, de donde no muy distante, a 70 kilómetros, se encuentra ese mar que un día fue cuna de la CIVILIZACIÓN MUNDIAL -nunca fueron tan merecidas unas mayúsculas -, por donde navegó y se expandió el vino y el comercio. Ese es el mar de los Fenicios, Griegos y Romanos, mar de culturas, encuentros y tradiciones. No es un mar cualquiera, porque es el Mare Nostrum.
Ahí en la aldea de San Antonio de Requena, un 16 de Septiembre, topamos con la Cooperativa " El Progreso ", donde algo extraordinario parecía acontecer, porque una febril e inusitada actividad rompía la tradicional calma y silencio.
Y es que otra vez sucedía, volvía a repetirse el Milagro de las uvas. Es tiempo de VENDIMIA.
Si quieres saber quién soy os diré mi parentela:
a mi padre llaman parra
y por apellido cepa; y luego me hice arar,
nací en sarmiento
y cuando me maduré
me vinieron a cortar.
Tomen nota, pues aquí se contiene el secreto de la vid y del vino