LA BARRACA DE MONTOLIÚ
A 12 kilómetros de Valencia, en el corazón de la huerta de Meliana se encuentra la "Barraca de Montoliú", un lugar atípico y especial, donde un huertano, a la manera del "último de Filipinas", aguanta el tipo y resiste la presión cultivando "carxofes", "ferraura" "garrofó" y la estrella del lugar, el cacau del collaret, "aquel cacau" tradicional de Valencia, el mismo que trajo Colón y que nunca faltaba en casa ni en la mesa.
Nada más llegar se puede ver la actividad huertana, la tierra no engaña y muestra la mano, el trabajo, la paradoja de la vida, los restos de la pasada temporada de alcachofas junto a otro campo donde la naturaleza siempre bondadosa y generosa, sigue produciendo. Pero no queda ahí la cosa, el lugar depara sorpresa tras sorpresa, lo mismo se puede ver el tradicional carro, arrastrado por un apacible caballo que es el deleite de mayores y chiquillos, o una colección de viejos carros de asfaltar jubilados y que por suerte fueron a parar a la colección de "mil cosas" de la barraca.
Los aromas, hacen que inevitablemente los pasos se dirijan hacia el corazón gastronómico de la hacienda, hasta los paelleros, donde destacan dos paellas, humeantes, hirviendo sobre una cama de leña de naranjo, liberando sus efluvios. El arroz dosificado, listo para echarlo y a un lado la imagen del "alma mater", que con su lema "producción propia", parece supervisar el proceso. Algo muy importante, la cocina, los productos son kilómetro cero, cultivados en las tierras de la barraca y en cualquier caso, de proximidad. Del huerto a la mesa.
Conforme se accede a la barraca, fotografías de visitantes, conocidos y hasta de Vicente, el hermanísimo, que por casualidades de la vida también se dedica a la gastronomía ¿y saben cuál es su especialidad? Exactamente, la paella que allá en Costa Rica cocina para los ticos. Entre otras, Montoliú el omnipresente, lo mismo aparece junto a Ferrán Adriá, que en la Ciudad de las Ciencias de Valencia o con Shipra Khanna, ganadora de la segunda temporada de MasterChef India.
Igualmente se puede ver a los Montoliú, en la entrega del premio cocinero 2020, premio que entrega Wikipaella y que se simboliza con la cuchara de madera.
La barraca, además de restaurante, también se desempeña a modo de museo, con lo más representativo de la agricultura tradicional, desde el cañizo hasta útiles, aperos y herramientas colgando de las paredes.
Los grandes protagonistas, Luis el "cuiner", Montoliú "alma mater" y la paella, la reina.
Pero en el entretanto, mientras la paella absorbe aromas, el arroz rompe su almidón entremezclando sabores, hay que entretener al estómago y desde luego que hay para entretenerlo, como mandan los cánones. Comenzando con un insuperable humus de garrofó, las patatas al "all i oli", un "all i pebre" de campeonato, de las "clòtxinas" no hay palabras, la ensalada -con un buen oli d'oliva-, para repetir.
¿Y la paella? Sublime, es la palabra. Els caragols, el garrofó, el arroz, los sabores, los aromas, de aplausos, vuelta al ruedo y al hombro, un plato digno del "millor valencià", del gran Rey Don Jaime, que si pudiera contemplarnos -quién sabe, igual lo está haciendo-, palidecería de envidia.
"Ché va per vosté, " Senyor Montoliú y per vosté Senyor Lluís"