Un nuevo tren comienza su rodadura, hablamos del Chepe Express. Las manecillas del reloj van marcando las 15:00 horas, de la que aparentemente será una tarde más, de otro 17 de Mayo cualquiera, con un sol siempre generoso y espléndido, que no vacila al compartir su intensa calidez.
Una tarde común y corriente, igual que muchas otras anteriores, en un espacio donde impera la monotonía y la reiteración, atadas con la rutina e invariabilidad de actos y costumbres. Pero hoy, hasta el menos observador de los presentes, con una mirada superficial, tendría suficiente para percibir ciertos detalles, que no encajan, que no forman parte de la pauta habitual y diaria.
Así las cosas, cuando repentinamente, se escuchó un sonido que desde la distancia llegaba hasta nuestros oídos, un estrépito, un estruendo que se incrementa enredado entre traqueteos y chasquidos de metales. De esa abigarrada barahúnda, sobresalen unos silbidos potentes, desgarrados como si llamaran a rebato, todo unido en un abigarrado y singular conjunto sonoro.
Sin embargo, nadie parece sorprenderse, acaso porque esta amalgama sea la habitual y usual de este lugar. Estos son los ruidos y sonidos que avisan, anticipan y acompasan cada llegada o salida de un tren, como un estatuido y permanente patrón, exclusivamente creado para este emplazamiento. Evidentemente, es acorde al lugar, porque nos encontramos en la estación ferroviaria de Los Mochis, una superviviente de aquel periodo de abandono y derribo del tren de pasajeros, que tuvo lugar el siglo pasado, en este México de sorpresas y contrastes. Por suerte (o por intercesión de San Judas Tadeo o San Rutenio), todavía se puede disfrutar del espectáculo que supone el paso de un tren, sobre todo si es un clásico.
El tren, próximo a destino, enfila los últimos 100 metros de la prolongada recta, mientras desde la estación, se contempla cada vez más, el impresionante frontal de la locomotora, que con fuerte estruendo de sus propulsores, adopta la marcha más lenta, justo donde principia el alargado andén.
En ese momento, toda la dotación de bocinas y silbatos se activa, en altisonante exhibición, reclamando la total y absoluta atención de todos los congregados. Los frenos, se accionan con fuertes resoplidos, entre disparos de aire comprimido y chirridos de zapatas, mientras el convoy dando sus últimos jaloneos, se detiene paralelo al andén.
No hay duda, el protagonista indiscutible de la tarde es el TREN, así lo confirma el murmullo y movimiento de los presentes.
En el andén, dos judíos embastan una danza, muy corta por cierto, como si no diera para más. Pero ni al caso, porque no parece importarle a nadie, la expectación aumenta por momentos y crece más el jolgorio, en un ambiente festivo donde no falta nadie, con variopintos e imprescindibles invitados para la ocasión. Por supuesto, están los representantes de las Agencias de Viajes, eternos creadores, mentores de viajes y ocio, algún granado y arraigado hotelero, hasta la insigne hotelera, y hasta se dejan ver los responsables del turismo local, entre blogueros, escribidores y periodistas que estirando el cuello y brazos, van y vienen, pertrechados con un completo arsenal digital. En esta cita no falta el "ojo indiscreto, el pequeño del gran hermano", que nos sobrevuela y escudriña, cual maléfica ave.
Los asistentes cuando terminan su ceremonial de abrazos y saludos, se encaminan hacia ese tren, del que los rayos del sol incidiendo sobre los pulidos y renovados vagones, arrancan brillos intensos, reflejos grises y azulados. Se detienen, observan y abordan, entre comentarios de admiración, movimientos de cabeza y de ojos, en una exhibición de lenguaje no verbal, que con poco, dice mucho ¿Quizás
demasiado?
Es el viaje inaugural de un nuevo Tren CH-P, El Chepe Express, tren confort, que cuenta con clase Ejecutiva y clase Turista, que la empresa
Ferromex ha puesto a correr sobre las vías, compuesto por 1 vagón restaurante,
de dos pisos con un "domo" en la parte superior, para la contemplación del paisaje desde una perspectiva distinta, al que se ha llamado
Restaurante Urike, 1 vagón bar, 1 vagón terraza, totalmente acristalado por los
laterales, 2 vagones de pasaje y un vagón maletero. Este conjunto o convoy es traccionado por dos locomotoras diésel, con los números 3021 y la 3026.
Todo el material rodante, ha sido sometido a un profundo y detallado proceso de renovación, rediseñando cada uno de los coches, mejorando el equipamiento y los servicios, cara al usuario para o incremento en el nivel de confort y suntuosidad.
Novedades que no escapan a la atenta mirada de los invitados, privilegiados que de primera mano pueden ver y examinar todas las novedades, en un detallado
"tour" desde la Clase Turista y Ejecutiva hasta el vagón terraza, que
por cierto, ese día mantenía una temperatura un poco más elevada de lo deseable,
quizás por aquello de la novedosa y recién adaptada tecnología. Tampoco se deja de lado, el Bar y el flamante Restaurante Urike, que tendrá como "maquinistas" al Chef de la nueva y alta cocina Daniel Ovadía, el Rey Midas de la Cocina Mexicana -como así lo apodó la Revista Selecciones-, acompañado por Salvador Orozco, otro reconocido Chef.
La oferta gastronómica de este CHEPE EXPRESS, los "platillos" objeto de degustación o tragazón -que sin duda de todo habrá-, por parte del público viajero, se irán desarrollando y desgranando en una programada ejecución, de la que ofreceremos cumplido detalle en estas páginas, si así se nos concede. Pero es bien sabido que una vez puestos a la mesa, la avidez o la mesura en el engullir, vendrá influenciada por la creatividad, riqueza, diversidad de sabores y por supuesto el tamaño de la bolsa.
Esta nueva versión del tradicional ferrocarril CHP, el flamante Chepe Express, que tendrá su inicio en la
Ciudad de los Mochis (Sinaloa), correrá hasta Estación Creel (Chihuahua), efectuando dos únicas paradas intermedias, la primera de ellas en el Pueblo Mágico de El Fuerte de Montesclaros (destino siempre imprescindible) y la siguiente en Divisadero.