Aunque eso sí, se puede elegir el lugar desde donde tocar el cielo y en lo tocante Madrid no es mezquina en proveerlos. En este caso lo complicado es decidir dónde comenzar el recorrido, porque Madrid no lo pone nada fácil. Cada lugar de partida tiene sus peculiaridades, pues cada uno de ellos tiene su encanto.
Pero por algún sitio hay que comenzar, no queda de otra y por azares de la suerte la balanza se inclina hacia el Hotel Riu. Quizás en este caso fue el emplazamiento el que decidió.
Es imposible que ese edificio imponente, de perfecta simetría fachada blanca y roja, 25 plantas y 117 metros, pase desapercibido para propios y extraños. El edificio España ostentó el título del "rascacielos" más alto de alto de Madrid y de España, hasta que su vecina la Torre de madrid, obra de los mismos arquitectos se lo disputó y adjudicó.
El ahora hotel, testigo de toda una época comenzó a construirse en 1948, concluyendo en 1953 y ha pasado por todo tipo de situaciones y momentos. En los 60 en su época de esplendor albergó viviendas, oficinas, locales y hasta el Hotel Crowne Plaza, siendo protagonista de actos y ceremonias sociales de aquella burguesía madrileña.
Tras formar 15 minutos en la oportuna fila -una espera que puede ser larga, según el día y hora- y el oportuno pago de 5 o 10 Euros, depende el día, pudimos acceder al ascensor que conduce hasta una deseada terraza -planta 27- donde en algunos momentos se hace complicado caminar y hasta obtener mesa y sillas, bastante disputadas al no existir un tiempo máximo de permanencia.
Contemplar Madrid a los pies no "vale una misa", pero sí una espera, para conseguir disfrutar de la belleza única que atesora la antigua Magerit. Y es que lo "de Madrid al Cielo", no es en vano.
La recompensa se encuentra en el "Edén", el gastrobar de la terraza, donde se pueden degustar unas exquisitas y confeccionadas tapas, disfrutando de las vistas que el amplio acristalamiento facilita.