CAVA EL LAUREL
Son las 7 de la mañana, en un día de agradable temperatura y suave brisa, donde un cielo despejado nos presume sus azules. El día ideal para una jornada más en esta Ruta del Vino.
Circulamos por la carretera México 3, con dirección Tecate-Ruta del Vino, que a estas horas presenta un tráfico escaso y calmado, por suerte. Así, de esta manera, relajados, la distancia como que se hace más corta, si cabe. Llegados a Villa Juárez, seguimos por la calle Benito Juárez, y posteriormente por la Ignacio Altamirano. Poco a poco, salimos de la población, atrás dejamos las últimas casas y la calle deja de serlo, pasando a ser camino, pura terracería que recorremos entre curvas, subidas y bajadas, normal en tierra de campos y cultivos.
Solo hay que estar atentos y no perder el rumbo, pero tampoco importaría, si en un despiste tomáramos por un desvío o camino equivocado, porque aquí se cumple ese famoso dicho de : "Todos los caminos llevan a Roma". Igualmente sería acierto, porque sin duda, directamente iríamos a dar con otra bodega por descubrir. Así de sorprendente es esta Ruta del Vino.
Pero hoy, nuestro recorrido ya tiene marcado un destino prioritario, buscamos El Laurel, una cava de la que tanto y tan bien, nos han hablado.
Tras 15 minutos de subidas y bajadas, llegamos hasta un terreno que pugna por ser meseta, en la que destaca una pequeña construcción de dos plantas, guarnecida por piedra y madera, de aspecto campirano y vocación alpina, que desde un punto más elevado preside el lugar, sobre otras construcciones accesorias, que se pliegan a sus pies.
Cava Laurel es una bodega de producción y dimensión reducida, de esas que "ciertas tendencias" adicionando un término francés, ya muy sobado, transforman en "Bodegas Boutique".
Quizás -ojalá no- en ese futuro que "ya ha llegado", adjetivarán así a todas las que hasta ayer eran llamadas -con reverencia y admiración- bodegas tradicionales, de cosechero, de autor y por encima de todo, "bodegas artesanales".
En este "pico del águila" tan particular es donde encontramos a Reymundo Sánchez Laurel. No se sorprendan, su nombre es Reymundo, así que comenzamos bien.
Reymundo se aproxima dándonos un recibimiento afectuoso. Es una bienvenida conforme a su carácter extrovertido, elocuente y jovial, propia de esos "bendecidos del mundo del vino", de los que no andamos muy sobrados, ya que de unos años a esta parte, muchos pretenden ser los llamados y pocos son los elegidos. Pero a Reymundo, no le cuesta, lo suyo es natural.
Y rápido se pone a la faena, cuenta y no para sobre la bodega, los viñedos y uvas. De sus inicios e inquietudes por el vino y la cerveza, desgrana su trayectoria, formación y avances, hasta los errores y aciertos. Mientras así hace, sin más demora, sobre el pequeño mostrador, "expone" sus "creaciones", invitando rápido a probarlas. Cata en la que nuestro anfitrión facilita las características y atributos de cada vino degustado.
Pero en Cava El Laurel no solo hay vinos. Reynaldo "augur" inquieto donde los haya, fue tentado con éxito por la cerveza, terreno en el que también llevó a cabo sus experimentos e innovaciones, unas en solitario, otras con los camaradas de la "logia" cervecera, donde tanto buen maestro y discípulo confabulan recreando nuevas recetas y cocimientos.