Destinos hay para todos los gustos, bolsillos y cabezas, y si "para gustos, colores" también destinos, ahí queda, sin más comentarios. Seguramente el primer cuarto de este siglo, resultará el más prolífico en lo que respecta a viajes y destinos, algo así -salvando las distancias-, como en aquellos años 60, cuando los viajes, el turismo, crecieron de una manera hasta entonces impensable.

   La razón no es la bonanza o una expansión de la economía mundial similar a como ocurriera el pasado siglo, sino que entre otras, se debe a un fenómeno conocido como "internet", que allá por 1997 abrió la puerta, facilitó y democratizó el acceso a la información, al conocimiento, a nuevos modelos de publicidad y marketing.

   Hoy en día millones de webs, redes sociales y mensajería son fuentes inagotables de información que fluye acelerada, además de un inmenso escaparate, de imágenes muy útiles e ilustrativas.

   Los viajes, el turismo y lógicamente los destinos, han resultado extraordinariamente beneficiados por esta "revolución digital". Los misterios han sido revelados, lo remoto se tornó cercano. "No hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz", así ha sucedido, como decía Lucas, 8:17.

   Pero no olviden que: 

El Viaje aporta la felicidad, no el Destino