CHINCHÓN

   De camino a otro lugar, no pudimos evitar hacer un alto en el camino para comer en Chinchón, pues estar cerca de esta población y no parar, no es de cristiano. Esta vez la estancia es breve, pero con promesa hecha de volver para visitar con más y mejor detalle esta Ciudad de Chinchón, en la Comunidad de Madrid. Y sí, han leído bien, es ciudad pues así lo dispuso el Rey Alfonso XIII, que en 1.916 le otorga el título por su lealtad a la Monarquía y a la Nación, a lo que añadió el tratamiento de excelencia en 1.926. Pero de hazañas y méritos semejantes Chinchón va sobrado desde antaño, consta su lealtad y apoyo a Carlos I en la guerra de los Comuneros, el que prestó a Felipe V en la guerra de Sucesión, otorgándole el título de muy noble y muy leal en 1739, así como la gloriosa resistencia contra la ocupación napoleónica.

   Tan pintoresca localidad obtuvo la declaración como Conjunto Histórico Artístico en 1974, justo honor a su historia y belleza. La plaza Mayor, es una clásica plaza castellana medieval, de soportales, casas de tres alturas y 234 balcones o claros, como les llaman en Chinchón, pero también irregular, pues ni es redonda ni cuadrada, mención especial a su característica inclinación. Esta plaza, perfectamente puede ser la más original de España y no solo por el llamativo color verde. 

   Plaza en la que todavía se celebren encierros y corridas de toros, afición muy antigua y arraigada entre los "chinchoneses" y que según palabras de Luis Herrero García, presidente de la Asociación Turismo de Chinchón -en un programa de telemadrid-, el primer festejo taurino tuvo lugar en 1.502, cuando los Reyes Católicos con motivo de la presentación de los Archiduques en la Corte, celebraron 5 corridas de toros, una de ellas tuvo lugar en Chinchón.

   Aquí pueden observarse los balcones, la plaza, los soportales y el montaje de los tendidos, porque las fiestas están al caer, pero si algo destaca sobre todo, es la imponente Iglesia de la Asunción dominando la plaza.

   Afición taurina que además ha dado lugar a otras historias toreras, como la de Frascuelo. Resulta que una de las grandes figuras del toreo, Salvador Sánchez Povedano, más conocido como Frascuelo, el 25 de Julio de 1863, saltó al ruedo, de maletilla, acabando en un descuido empitonado por la espalda. A resultas de las heridas, debió permanecer convaleciente en casa del del Tío Tamayo. Tanta relación y tan bien cuidado estuvo, tal que si fuera de la familia, que cuando Frascuelo ganó fama y sobre todo dinero, compró casas en Chinchón regalando una de ellas a su benefactor. 

   Y como lo bueno perdura, resulta que en aquella casa regalo del gran Frascuelo, es donde nació el restaurante mesón La Virreyna, considerado como uno de los mejores. 

   El calor se dejaba caer, pero comer, disfrutarlo en el balcón de este histórico mesón, bien lo vale. Aprovechamos la media sombra mientras comíamos contemplando el entorno, la plaza, sus edificios y los tendidos listos para las próximas fiestas, un buen mirador para imaginar y pensar acerca de toda la historia que guarda este lugar y en cuantos personajes que por aquí caminaron, Lope de Vega, Goya, Fray Pedro de Villegas, también en alguno tan polémico como Vasco de Contreras, hasta un Orson Welles o Nicholas Ray, en otros tiempos. Y por supuesto, sin olvidar a Don José Sacristán, porque solo los hippies no pasaron por Chinchón.


 Elegante vista de la plaza, desde la ventana del mesón Virreyna y su interior con las mesas montadas, las vigas de madera sin que falten los clásicos cucharones castellanos, hasta la chimenea, esperando para esos fríos inviernos que esta tierra sabe dar.

   Y si antes hablábamos de la afición taurina de Chinchón y de Frascuelo, de vecinos y visitantes ilustres, pues aquí va otra muestra más, la del año 2.006, el día de Santiago y el Festival artístico taurino y benéfico, cuando intervinieron los toreros Ostos, Vázquez y Hernando, acompañados por dos atrevidos como Máximo Valverde y Adolfo Suárez Illana. Aunque en honor a Máximo Valverde habría que añadir que durante años, lo mismo subía a los escenarios, que bajaba a la plaza como novillero y  con buenas faenas, según dicen. Y de Adolfo Suárez Illana, que también ha hecho sus pinitos. ¿Quién dijo miedo? "Si es que más cornás da la política".

   ¿Y de comer qué? Mejor imposible, comida típica, castellana, del lugar, sabrosa y bien preparada. En el apartado de Gastroturismo podrán saborearla al completo.

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